A lo largo de la historia han existido multitud de leyendas, mitos y creencias relacionadas con la
idea de inmortalidad. Objetos como la piedra filosofal, la fuente de la juventud, la amrita, la
ambrosía o el elixir de la vida siempre han estado íntimamente relacionados entre sí, así como el
oro líquido.
Siempre se ha creído que el oro bebible o elixir de oro era un
remedio para mantenerse joven, no envejecer y mantener un estado físico y mental muy saludable. La
primera vez que se tuvo una acepción así del oro fue en la Antigua China. Más tarde, con el
nacimiento de la alquimia (que trataba de convertir elementos vulgares en oro), se inició la
búsqueda del elixir de oro, también llamado la flor de oro. Con él se perseguía trascender
el tiempo y el espacio para burlar así la muerte. Durante la dinastía de los T'ang el taoísta Lü
Yen escribió El secreto de la flor de oro. En él se explican los pasos para crear el elixir
de oro, necesitándose cinabrio. Curiosamente los colores representativos de dichos elementos (oro
amarillo y cinabrio rojo) son a día de hoy los colores nacionales de China.
Varios siglos después, en plena Edad Media, el auge de la alquimia
potenció la preparación de
oro bebible,
también llamado aurum potabile. Los alquimistas sostenían que el oro líquido era fuente de
buena salud y remedio de todas las enfermedades, como una
panacea universal.
Naturalmente muchos falsificadores trataron de obtener ventaja de la falta de rigor científico,
vendiendo soluciones de líquidos con azafrán o cúrcuma, lo que les otorgaba un color amarillo
similar al oro.
Cuenta la historia que en el año 1619 el médico Johannes Agrícola estaba
tratando a una mujer enferma de cáncer. Probó todo tipo de métodos y medicamentos sin resultado,
hasta que elaboró oro potable y se lo dio a la paciente. Esta mejoró, dejó de sentir dolores
y se curó rápidamente. A partir de ese momento la mujer vivió seis años más, muriendo a la edad de
los 52 años (la longevidad ha ido en aumento con el paso de los siglos).
En Italia se vende actualmente un licor con el nombre de Aqua auri, que
quiere decir agua dorada. El nombre de tal licor proviene del alquimista Arnau de Vilanova, que fue
acusado de herejía por un tribunal de la Inquisición en el siglo XIII. El Papa de ese momento le
salvó de la muerte, solicitando sus servicios como médico de cámara. Se dice que todos sus obras
fueron quemadas pero que consiguió transmitir oralmente la fórmula del agua dorada, muy efectiva
contra los problemas pulmonares y epilépticos.
En la actualidad se sigue creyendo, aunque de una forma más cautelosa y
precavida, que el oro líquido es muy saludable para el organismo. Prueba de ello es la
comercialización del oro potable bajo el nombre de Elixir del Sol, del que se asegura que tiene
efectos tonificantes y purificantes en todos los órganos y elementos funcionales del cuerpo
relacionados con la energía. |