Se conoce como ambrosía al alimento de los dioses, el elixir divino. Proviene de las
palabras griegas a (no) y brotos (mortal), lo que la relaciona con la inmortalidad.
Es un término profundamente unido a la mitología griega, ya que son muchos los mitos en los que
toma parte. Se dice de ella que fue llevada al Olimpo de los Dioses por las palomas y que la
persona que se la toma se vuelve inmortal, aunque en teoría sólo puede ser consumida por seres
divinos. Estos se la comían, se la bebían y la utilizaban como medicina o como perfume. La
empleaban para limpiar la contaminación de la carne hermosa y mantenerse de esta forma inmortales.
Aparece normalmente junto a otro término mitológico, el Néctar de los dioses. El filósofo
alemán Roscher afirma que ambos elementos son un tipo de miel, por lo que la concesión de la
inmortalidad nace del poder curativo y limpiador de esta, que es de hecho un reconocido
antiséptico.
Existen varios capítulos mitológicos en los que toma parte la ambrosía. Uno de
ellos afirma que los dioses del Olimpo conocían la receta y que esta era muy codiciada por los
hombres. Uno de ellos, Tántalos, descendiente y favorito de Zeus, quiso robarla y revelar el
secreto a los mortales y que por ello fue duramente castigado. Fue enviado al Hades, en medio de un
lago de la región del Tártaro, con hambre y sed eternas. Sólo tenía a su alcance árboles frutales,
que se apartaban cada vez que Tántalos intentaba alcanzar sus alimentos.
En otro se dice que la ninfa Thetis y el héroe griego Peleo tuvieron un niño, al
que decidieron llamar Aquiles. En el momento en que nació, su madre decidió untarle todo el cuerpo
con
ambrosía
y hacerle pasar por un aro de fuego con el fin de que obtuviera el don de la inmortalidad.
Sin embargo el padre la detuvo, dejando uno de los talones de Aquiles como su único punto débil, lo
que a la postre sería la causa de su muerte.
En la historia de Cupido y Psique se cuenta que la diosa Venus dio ambrosía a
Psique al finalizar esta las misiones encomendadas por la diosa, además de permitirle entrar en el
Olimpo. De esta manera contrajo matrimonio con el dios del deseo amoroso, Cupido, hijo de Venus y
Marte. Por otro lado, en la famosa Ilíada de Homero, Apolo limpió la sangre negra del
cadáver de Sarpedón y lo untó con ambrosía, lo que se supone que le devolvió la vida.
En la actualidad la ambrosía se ha identificado con el vino, la miel, el ámbar
gris y los hongos alucinógenos, todos ellos con propiedades curativas. Incluso se han publicado
recetas de cómo prepararla. La primera documentada pertenece al libro «La Cocina Ecléctica»
de la argentina Manuela Gorriti y lleva como ingredientes un litro de leche, medio kilo de azúcar,
doce yemas y seis claras de huevos, ralladura de dos limones, un trozo de manteca y una copa
vino. |